Oña, maravilla del mundo

OÑA PATRIMONIO CULTURAL

Oña es uno de los asientos coloniales más antiguos del Azuay. Se considera que su nombre se debe a la costumbre que tenían los españoles de bautizar a los nacientes poblados en América, con las denominaciones de pueblos y ciudades españolas con las que guardan similitud, siendo el referente -en este caso la antigua Villa de Oña en la provincia de Burgos; sin embargo, se trata de una zona habitada desde la antigüedad por grupos de cazadores recolectores y más adelante por los cañaris; además era un espacio de tambo importante en el período inca.

Los materiales predominantes en las edificaciones que conforman el paisaje construido de Oña son el barro, la madera y la piedra, por ser elementos de fácil adquisición en el medio, pues son proporcionados en su totalidad por la naturaleza. En general, el centro consolidado de Oña posee un gran número de inmuebles patrimoniales, los cuales son de importancia no sólo como edificaciones aisladas, sino como tramos arquitectónicos, ya que presentan características formales homogéneas. Al mismo tiempo, estos inmuebles, al igual que los de Susudel, son contenedores de conocimientos y técnicas ancestrales.

La principal característica del paisaje construido está determinada por la relación existente entre los hornos de ladrillo y la arquitectura vernácula en tierra, cuyos adobes son realizados en la localidad gracias a la disponibilidad de la materia prima y a los conocimientos ancestrales de sus habitantes.

A este rico paisaje, se suma el río San Felipe de Oña, la catarata de Cubilán, el Cañón de Uduzhapa, las Chorreras del río Rodeo, el mirador de Mauta y los sitios arqueológicos de Cubilán y Putushío, siendo, éste último, un importante referente de los hornos de fundición de metales más antiguos del país.

En el ámbito del patrimonio inmaterial también cuenta con importantes manifestaciones tradicionales, tal es el caso de las festividades de mayo que, antiguamente, se relacionaban con la fiesta de las cruces y, en la actualidad, se conjuga con el homenaje a San Felipe, patrono del lugar, o la fiesta de San Jacinto. También se debe mencionar una rica y diversa gastronomía, que va desde el dulce de zambo, la miel y la chicha de mishqui, hasta la carne seca y los famosos caldos de gallina criolla. Destacan de igual manera las antiguas técnicas artesanales, como el hilado de lana de borrego y el tejido en telar, que aún se observa por estos parajes azuayos.

Lic. Eddy Erraez D.

ALCALDE DEL CANTÓN OÑA

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